¿Qué más da que me acostumbre?


Si he vivido sin visión
y casi estoy en la Cumbre
¿qué más da que me acostumbre
a vivir sin corazón?


Con alegría miraba
las siluetas de las flores
como también los colores
que el arco iris mostraba.
Con dos ojos yo contaba
en muy buena condición,
por una rara afección
se enceguecieron los dos
mas no reniego de Dios
si he vivido sin visión.


Al cielo elevé mi ruego
y puse en Dios mi confianza
pues tenía la esperanza
de volver a mirar luego.
Y al saber que para el ciego
no hay resplandor que le alumbre
olvidé la pesadumbre
que me dio el no poder ver
proseguí con mi quehacer
y casi estoy en la Cumbre.


Ando como si tuviera
la vista, que no la tengo,
y con mis versos sostengo
controversias por doquiera.
A pesar de mi ceguera
no vivo en la incertidumbre
y recibiendo la lumbre
de Dios, que a diario le pido,
a que falte otro sentido
¿qué más da que me acostumbre?


Yo no me dejé morir
por ese inmenso dolor
porque supe del amor
y amando aprendí a vivir.
El amor es compartir
con quien se ama, la emoción,
y si por esta razón
el corazón debe darse
¿qué más da el acostumbrarse
a vivir sin corazón?


* planta de Tomasita Quiala (Cuba)

© 2009 Luis Bárcena Giménez
Share on Google Plus

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario, se mostrará cuando sea aprobado.