El andar tan despilchao



El andar tan despilchao
ningún mérito me quita.
Sin ser una alma bendita
me duelo del mal ajeno:
soy un pastel con relleno
que parece torta frita.


Sin que mis padres supieran
de la casa me marché
y a la gran ciudad llegué
para que ustedes me vieran.
Pueden decir cuanto quieran
¡que yo nací retobao!
y aquí que quede aclarao
pa’ que nadie se me sobre:
que es producto de ser pobre
el andar tan despilchao.


Trabajo pa’ subsistir
y no me alcanza el dinero,
vestirme muy bien yo quiero
y no puedo bien vestir.
Por usar un casimir
¡no va a ser que me derrita!
le digo a todo florcita:
tengo en la tierra los pies
que no vista un corte inglés
ningún mérito me quita.


Sin familia, solitario
con los parias me acompaño
y en ese momento extraño
ser un señor empresario.
Sería más solidario
¡si yo tuviera más guita!
a mucha gente marchita
por el frío y por el hambre
les brindaría un matambre
sin ser una alma bendita.


De mi pago, un caserío
hasta esta anhelada meta
con el hambre en la carreta
me vine cruzando el río.
Yo sé lo que es pasar frío
y estar sin el buche lleno,
aunque mi rostro es sereno
la procesión va por dentro
y si una desgracia encuentro
me duelo del mal ajeno.


Qué miradas pa’ asesinas
me da más de un quisquilloso
cuando me acerco curioso
a sus lujosas vitrinas.
Ya sospecho que con minas
¡está sembrado el terreno!
me hicieron beber veneno
y este sabe muy amargo
pasé el trago y sin embargo
soy un pastel con relleno.


Con economía exigua
de emoción tengo solvencia
porque a otros la indolencia
se les pegó como nigua.
De tanta actitud ambigua
esto es lo que más me irrita:
si no es la pilcha viejita
es el color de la piel
mas repito, soy pastel
que parece torta frita.


* planta de José Hernández
“Martín Fierro” c. 1695, p. 70

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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