Mi madre tuvo la suerte


Mi madre tuvo la suerte
de morir sin un dolor
es el único favor
que le agradezco a la muerte.


Consciente de que a la fosa
en muy poco tiempo iría
mi madre permanecía
en una cama, achacosa.
No pudo la muerte odiosa
lograr que se desconcierte
y antes de quedar inerte
por un mal del corazón
de rezar una oración
mi madre tuvo la suerte.


Entre su imagen y el suelo
yo recorría la vista
y al verme tan pesimista
ella me daba consuelo.
La noche, al inmenso cielo
lo cubría de negror
y cuando con su esplendor
se distinguía a la luna
ella tuvo la fortuna
de morir sin un dolor.


La muerte por su tendencia
a terminar con la vida
vino a casa decidida
y fijó su residencia.
Mi madre ante su presencia
no tuvo ningún temor,
y no ver en su estertor
de sufrimiento una marca
recibido de la parca
es el único favor.


La muerte me causó enojos
y me dio infinita pena
pues dejó tras su faena
de mi madre los despojos.
Ella le cerró los ojos
para que nunca despierte,
pero, que no tenga el fuerte
dolor que saca de quicio
es el único servicio
que le agradezco a la muerte.


* planta de Ernesto Ramírez (Cuba)

© 2009 Luis Bárcena Giménez
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