La condesa enamorada



La condesa enamorada

con su traje inmaculado
en su silla se ha sentado
y parece retratada.
A través de su mirada
ella trasmite dulzura
y el recuerdo que perdura
de su primera ilusión
llegándole al corazón
se desborda de ternura.


La condesa enamorada

en la quietud de la sala
un leve suspiro exhala
un poco ruborizada.
En el tiempo está centrada
mirando la cerradura,
con majestuosa figura
y ante espera que consterna
cual Penélope moderna
se desborda de ternura.


La condesa enamorada

ha esbozado una sonrisa
y “Respirando la brisa”
sigue su ruta trazada.
Con emoción renovada
ella mantiene su altura,
de sí misma, muy segura
y ante olvido que es clamor
con un “Frenesí de amor”
se desborda de ternura.


La condesa enamorada

cuenta las horas y días
entre penas y alegrías
ella vive refugiada.
Pero en su tez delicada
no hay asomo de amargura
porque cada noche jura
esperarlo hasta el regreso
y soñándolo en un beso
se desborda de ternura.


* versos en cursiva de Teko Anguzar (Argentina)

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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