Esclavo de su avaricia



Míralo en este momento
esclavo de su avaricia,
más triste que la ictericia
más lánguido que un jumento.


¡Amigazo, qué inocente!
¿cómo que no tiene un cuarto?
ese tipo es un lagarto
con cara de penitente.
Él parece un indigente
en la puerta del convento
mas no sabes lo angurriento
que es con mucho descaro
¿quieres mirar al avaro?
míralo en este momento.


Días, semanas y meses
come la misma ración
que junto con su ambición
rumia como hacen las reses.
Aunque con los intereses
a medio mundo ajusticia
cada día más codicia
¡qué ingrato derrotero!
porque es, teniendo dinero
esclavo de su avaricia.


Si parece que se muere
por lo debilucho y flaco
es que al olor del ajiaco
el del dinero prefiere.
En cosas de plata quiere
para él solo la franquicia,
por un peso se desquicia
se le enturbia la retina
y se le ve por la esquina
más triste que la ictericia.


Por una moneda ¡una!
y estando necesitada
abandonó en la estacada
a quien lo meció en la cuna.
Es dueño de una fortuna
y no se muestra contento,
tiene el rostro macilento
en su boca hay una ampolla,
y está por falta de olla
más lánguido que un jumento.


* planta de “El usurero” del Cucalambé

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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