De viejo, gran rezador


Murió don Guido, un señor  
de mozo muy jaranero,  
muy galán y algo torero;  
de viejo, gran rezador.


Era aún de madrugada
en andaluz vecindario
y marcaba el calendario
Día de la Inmaculada.
Sin la presencia anhelada
del sacerdote y doctor
tras de agónico dolor
en su casita de Triana
a las dos de la mañana
murió don Guido, un señor.


Un señor que dio prestancia
con su concurso, a las fiestas,
por sus dotes manifiestas
y vivir en la abundancia.
Vestido con elegancia
de las botas al sombrero
para bailar con salero
de lejos venía a pie
y todos dicen que fue
de mozo muy jaranero.


Y era cierto que bailaba
bien hasta la amanecida
que por ser rico, su vida
jaraneando la pasaba.
Además de que gozaba
del rango que da el dinero
en salón y burladero
se notaba su presencia
pues fue en toda concurrencia
muy galán y algo torero.


Mas su vida jaranera
como todo que termina
acabó cuando en la ruina
se vio como otro cualquiera.
Entre gente pesetera
era escaso su valor,
de tener mucho vigor
empezó a sentirse mal
y fue, ya sin capital
de viejo, gran rezador.


* planta de Antonio Machado

© 2009 Luis Bárcena Giménez
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