Nací como nace el peje



Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
nadie me puede quitar
aquello que Dios me dio:
lo que al mundo traje yo
del mundo lo he de llevar.


Con penas como un rosario
a veces me desoriento
por eso yo busco al viento
pa’ no ponerme al contrario.
Yo soy hombre solitario
no tengo quien me aconseje,
de la tierra no soy eje
y aunque sea racional
nací como un animal
nací como nace el peje.


En vaivén que es su destino
la mar en olas abunda
mas en su sima profunda
el movimiento es cansino.
Y desde el fondo marino
he salido pa’ boyar,
nadie se debe alarmar
y ¡menos! la gente instruida
puesto que también hay vida
en el fondo de la mar.


Ya en la superficie vistos
los intereses del hombre
hay unos que pa’ renombre
quieren estar bien provistos.
No se empeñen estos listos
que gustan de escamotear
pues irán a fracasar
con persuasión o fiereza
lo que tengo en la cabeza
nadie me puede quitar.


Yo que siempre ando en el llano
les voy a decir que un día
en premio a mi poesía
me brindaron el rellano.
En su codicia, otro humano
¡ya con envidia me vio!
y, si el Señor repartió
con su mano justiciera
yo defiendo a mi manera
aquello que Dios me dio.


Lejos de los vates duchos
yo me mantengo en la sombra
situación que no me escombra
¡pues yo quemo mis cartuchos!
Errores cometo ¡y muchos!
porque nadie me enseñó,
notará quien me escuchó
que solo verso la prosa
y miren que no es gran cosa
lo que al mundo traje yo.


Que la vida me derrote
¡el colmo sí que sería!
por lo tanto con baquía
me aparto del chapapote.
Para mantenerme a flote
lo único que sé es bregar
mas lo que traje al llegar
a este mundo no fraterno
para el cielo, o el infierno
del mundo lo he de llevar.


* planta de José Hernández
“Martín Fierro” c. 85 , p. 27

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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