Un dolor jamás dormido



Un dolor jamás dormido,
una gloria nunca cierta,
una llaga siempre abierta,
es amar sin ser querido.


En hombre y mujer, su ciencia
queda muda y no responde
cuando no se corresponde
a aquel que quiere a conciencia.
Sufriendo la indiferencia
es amante empedernido,
el ser, no correspondido
por razones nada extrañas
lleva siempre en las entrañas
un dolor jamás dormido.


Sabiendo que a su ambición
de amar, el destino hiere,
en la persona que quiere
deposita su ilusión.
Cegado por la pasión
cree que en la diana acierta
y el mortal se desconcierta
al obtener con honor
en el reino del amor
una gloria nunca cierta.


El mismo verso recita
y aunque esté desconsolado
la imagen del ser amado
de su mente nadie quita.
El ser que adora, una cita
solo en sus sueños concierta,
la realidad lo despierta
y le hace ver con razón
que tiene en el corazón
una llaga siempre abierta.


De la gente entre el rumor
escuchar que se está loco
como escuchar que es muy poco
su romántico clamor.
No rendirse al desamor
debiendo caer rendido,
existir ensombrecido
dar por otro, un paso en falso
y esperar en el cadalso
es amar sin ser querido.


* planta “Amar sin ser querido” de Manuel Gonzáles Prada

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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