Yo aborrezco la injusticia;
yo quiero al que es desgraciado,
al que vive abandonado
solo por torpe malicia.
Mi padre me confirmó
con su muerte, la sospecha
que de una lejana fecha
por la ley tenía yo.
“La injusticia no es sino
la ley hecha una inmundicia”
y puesto que esta envicia
con saña todos los días
como a otras tropelías
yo aborrezco la injusticia.
Dicen que el indio “pereza”
tiene para trabajar
y yo no he visto sudar
a nadie de la “nobleza”.
Y mientras que más riqueza
acumula el hacendado
en todo sitio he mirado
la pobreza y frustración
por eso de corazón
yo quiero al que es desgraciado.
El indio deja el sudor
la sangre y hasta la vida
por un poco de comida
y un trato de lo peor.
Del patrón explotador
come mejor el ganado,
a muerte estoy sentenciado
mas seguiré en mi quehacer
pues tengo que socorrer
al que vive abandonado.
Hay mucha arbitrariedad
como abismal diferencia
y entre tanta prepotencia
no se estila la piedad.
Porque en esta sociedad
con humanidad ficticia
la omnipresente codicia
abre su entraña de cobre
y al pobre deja más pobre
solo por torpe malicia.
* planta: El canto de Luis Pardo
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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