¡Ay! qué larga es esta vida



¡Ay!, ¡Qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que el alma está metida!


Si yo pudiese atrapar
la vida que va deprisa
convertiría en sonrisa
este continuo llorar.
Ella va pero a la par
la muerte lleva escondida,
desde el punto de partida
hasta no se sabe cuándo
para vivirla penando
¡ay!, ¡qué larga es esta vida!


¡Qué pesada es su inclemencia
cuando al fondo nos abisma!
¿Qué corazón, de la misma
no va perdiendo su esencia?
Pues llamando a la existencia
ya no suenan los cencerros,
si estos no son los entierros
que a ningún ser vivo indultan
en vida cómo resultan
¡qué duros estos destierros!


En la vida peregrino
de mano con la querella
aunque yo sigo su huella
desconozco mi destino.
Libre soy pero camino
a voluntarios encierros,
no son de otros, ¡son mis yerros!
los que impíos me atormentan
son los mismos que cimientan
¡esta cárcel y estos hierros!


Rara vez cuando me suelta
el carcelero que soy
por mi bien cuenta me doy
que mi queja está resuelta.
¿Por qué exigirle la vuelta
si ella es una pasaje de ida?
la vida está compartida
de anhelos y frustraciones,
son las etéreas prisiones
¡en que el alma está metida!


* planta de Santa Teresa y San Juan de la Cruz

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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