Cásate, me dice el cura
yo no me quiero casar.
Si el cura quiere mi plata
que se ponga a trabajar.
El dominico Ramón
con sus modales extraños
pese a que tengo veinte años
me tilda de solterón.
Acostumbrado al sermón
habla con mucha soltura,
exhibe su dentadura
a la que le falta un diente
y con expresión sonriente
cásate, me dice el cura.
“Uno de los enemigos
del hombre, es la soltería”
me lo jura por María
y en presencia de testigos.
Al respecto, a mis amigos
les tuve que conversar
y me han dicho que pasar
al matrimonio, es ir preso,
les hago caso y por eso
yo no me quiero casar.
¡Caramba! que es una brega
evadir su cantaleta
y más cuando no respeta
que esté con algún colega.
Ni bien me ve, se me pega
igual que una garrapata
me dice que no es contrata
recomendarme el altar
y yo voy a investigar
si el cura quiere mi plata.
De obrero es mi ocupación
y como no soy un tuno
yo me gano el desayuno
y también hago oración.
Les diré la conclusión
a que he podido llegar:
él no desea cambiar
su cómodo derrotero
si lo que quiere es dinero
que se ponga a trabajar.
* planta de Atahualpa Yupanqui
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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